domingo, 19 de enero de 2020

SAN FRANCISCO Y APARICIÓN OVNI.



"En el angosto recinto de Rivotorto se fundieron del todo los corazones de Francisco y sus compañeros, unidos en largas contemplaciones, coloquios santos, comidas que en los fraternales semejaban ágapes de la edad heroica del Cristianismo , íntima familiaridad con la naturaleza, silencio rimado por la música monótona del arroyo o por el murmullo de la oración. Fuése Francisco una tarde a dormir a Asís, a fin de predicar el domingo en la catedral, y los solitarios de Rivotorto vieron aquella noche, al subir la luna a su cenit, que una carroza de fuego, cuyo centro ocupaba un globo luminoso y resplandeciente como el sol, salió y entró hasta tres veces, girando por la cabaña; y parecióles que el espíritu de su maestro, cual de otro Elías, era arrebatado hasta los cielos en el ígneo carro."

Pardo Bazán, Emilia "San Francisco de Asís (siglo XIII)" Tomo I, Capítulo III.


martes, 3 de octubre de 2017

"LA MANO" DE LUIS BENÍTEZ

 
 
"David" (detalle), escultura de Miguel Ángel Buonarroti
 
 
Esta mano que tiendo
y que te aguarda
es otro vano prodigio,
otro milagro inútil
de la serie infinita
que nos rodea en silencio.
En la mañana que ha dejado
atrás las dos vigilias,
la del insomnio y la del sueño,
que también es posible,
la contemplo a veces con ese solo asombro
que reservamos para lo extraño.
Ha viajado conmigo toda la noche.
Quizá, no lo recuerdo, ha palpado
cosas que no tienen forma.
A su tacto se han abierto
puertas y se han opuesto muros
que tal vez no existen.
Ha temblado de frío o ha sudado
bajo climas que no cambian. Posiblemente
ha sido cortada, como en una noche
de 1676, y permanece intacta.
Ha de viajar conmigo por todo el día.
Es mi remedo: hará girar cerraduras,
tocará lo que ha sido tocado y tocarán los otros.
Todo es un infinito pasamanos.
Aceptará la alevosa amistad e intentará
disuadir las amenazas, que no son otra cosa
que equívocos de amor entre los hombres.
Y no desdeño que las horas de luz
la obliguen a papeles menores:
encender un cigarrillo o dejar
la humillación de la limosna
son parte del misterio donde actúa la mano.
Como yo, mi mano es algo que está
en el mundo para aceptarlo todo.
Ahora, que en la tarde,
cuando contemplo lo que escribe
estas voces sin el honor de algunas precisiones,
oscuramente comprendo
jirones de su metáfora. Como un libro sagrado,
celosamente guardado por el enigma de su lengua,
se ha desgajado otro día
por el paso de la mano.
 
 
 
 
Luis Benítez es un escritor nacido en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el 10 de noviembre del año 1956. Se trata de un artista polifacético, que ha cultivado diversos géneros, tales como la poesía, la narrativa, el ensayo y el teatro. Tiene una activa participación del mundo literario, y pertenece a diversas asociaciones de gran importancia, tales como la Academia Iberoamericana de Poesía, en Estados Unidos. Su trabajo ha sido premiado en diversas ocasiones por instituciones de varios países, entre los que se cuentan Francia, Italia y México. Además, su obra ha sido traducida a más de cinco idiomas y publicada en Latinoamérica, Norteamérica y Europa.

Como poeta, pertenece a la generación de 1980, que se propuso dejar atrás la fuerte herencia de escritores como César Vallejo y Pablo Neruda, en pos de una renovación que se enfocaría en aprender del legado anglosajón, entre otros. Entre sus libros publicados, encontramos los poemarios "Poemas de la Tierra y la Memoria" y "Guerras, epitafios y conversaciones", el ensayo "Jorge Luis Borges: La tiniebla y la gloria" y el drama "18 Whiskies".
 
 
 

martes, 2 de agosto de 2016

ESA COSA "LIVIANA, ALADA Y SAGRADA", SEGÚN PLATÓN

"Desdoblamiento Astral" pintura de Adamus.
 
Mora Torres
 
Solía decir Borges -con un humor que a veces tomaba matices muy oscuros- que hay gente que siente escasamente la poesía, y que esa gente es generalmente la que se dedica a enseñarla.

No estoy segura de que sea verdad, pero sí estoy segura de que personas que no tienen ni títulos ni honores en poesía, pueden sentirla tanto como los que se llevan los laureles por escribirla o predicarla.

La poesía es un lenguaje extrañamente universal y privado a un tiempo. El verso que yo pueda leer con ustedes no dibuja en mí la misma sombra, los mismos símbolos, ni tiene la misma música. Ni siquiera nos habla de lo mismo: a cada uno de nosotros nos revela un secreto diferente.

Hace muchos años -porque debo contarles que ya no soy joven, en especial a los que vieron en mi nota anterior una admiración juvenil por el Che- redacté algo tratando ingenuamente de definir lo que era un poeta.

Decía que "el poeta está señalado por algo indefinido, sin nombre, que hace que le sea muy difícil conseguir un empleo, educar a los hijos, amar, tener amigos. Uno se encuentra todos los días con la penosa certidumbre de que el mundo no necesita de los poetas".

Yo era muy joven cuando lo escribí; sangraba por la herida.

Me encantaría que ustedes desmintieran ahora mis palabras apresuradamente escritas.

Actualmente tengo el empleo, y amigos, y los hijos crecieron, y lo que sigo creyendo de aquel tiempo es que lo que merece ser vivido de la vida no es "la necesidad" (o sea el empleo) sino "el lujo" (es decir, la poesía).

Pero está claro que, irremediablemente, para disfrutar de ella, debemos tener al menos dos comidas diarias, y luego el alimento de los versos.

La divina comida

Sin más, les paso la carta que escogí de "platos" latinoamericanos. El que no los perciba sabrosos, puede mandar otras recetas.

Empiezo con Neruda, de quien sé que muchos esperan que transcriba unas líneas.

Como son tantas las que escribió, apelo a lo primero que recuerdo, sin intentar escoger las mejores (malas no van a ser, supongo):

Sucede que me canso de ser hombre,
que entro en las estaciones y los bares
cansado, impenetrable como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

Son líneas de un comienzo, igual que éstas:

Te recuerdo como eras en el último otoño;
eras la boina gris y el corazón en calma.


De la gran voz que hoy casi no se oye del peruano César Vallejo una primera estrofa me estranguló siempre:

"Hay golpes en la vida tan fuertes,
yo no sé,
golpes como del odio de Dios".

(Para leer las biografías de Neruda y Vallejo y descubrir a otros poetas, y repasar a narradores, ver "Principales exponentes de la literatura del siglo XX", de Yamara Esquivel, de Cuba.)
 
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Sobre la autora de este artículo: Poeta, nacida en Santa Fe, Argentina en 1949 y actualmente radicada en Buenos Aires. Mora es un pseudónimo de "María de los Milagros Torres". 
Dos veces premiada por el Fondo Nacional de las Artes, ha publicado:
● "Como quien entra en una fiesta"
● "Jugar en noche oscura" 
 

domingo, 17 de agosto de 2014

MANOS Y POEMAS VISUALES DE ROMINA CAZÓN

http://boek861.com/proyectos_rec/pry/0%20romina.pdf


 
 
Romina Cazón, escritora, artista audio-visual y promotora cultural. (Argentina,

1981). Sus textos se hallan parcialmente publicados en antologías, como

también en revistas impresas y digitales de Latinoamérica y Europa.

Es autora de Con mis uñas de gata (poesía japonesa, 2008), Patria

Ajena (poesía 2010), Del fondo de ningún vientre (poesía, 2012) y De sus

piernas en mi cuello (cuentos, 2013) Artefatuo (poesía visual, 2014),

Material On /Off (poesía visual, ebook, 2014)

Compiladora de Panorama de la poesía mexicana (poesía reunida, 2009)

Dirige la revista de arte y cultura, El humo (www.revistaelhumo.com). Es

responsable de Ediciones El humo, que cuenta con once números en la
colección Ojo Cautivo



II
Y lloraba con lentitud como un niño que recién ha perdido
 la respiración y la sonrisa de su madre.
Hernán Lavín Cerda

Madre, cuando me fui de tu sombra, le lloré a la tierra todo el llanto con el que nací. Por debajo de mi camisa corría un riachuelo, lo supo la nostalgia de mi piel sombría. Nunca quise dejar la casa ni las miradas. Jamás volví a encontrarlas en este lugar, pero al final  todo es por la fuerza de la costumbre, como dice Camus. Me acostumbré como quien se acostumbra a estar a un centímetro del tren, a estar colgada de un hilo en la recámara fría de un hospital, a ver pupilas femeninas y hallar  porciones de una madre con otros nombres y atuendos y perfumes.
 
Toda partícula que hallaba, me devolvía tu mirada. Es cierto, me hiciste falta, pero nunca quise abrir la boca para contártelo. Me faltó hilvanar las oraciones. Me faltó la aguja.

III
Madre, mientras yo tomaba distancia de tu cocina, la medida perfecta de la sal ya no tocaba mi lengua. No más sabores de tus manos, no más el deleite, no más el encuentro de nuestra sangre.
Y mientras yo te dejaba en ese país donde las cosas parecen que se caen sin los dedos,  en ese país de sílabas que nos mienten. No más el pan muerto en la mesa de nuestra familia, no más la miseria a la hora de ir al baño, a la hora de salir de allí. No más el pecado de desear lo que el prójimo tiene, cuando no es su mujer a la que miramos. Ya no más el ventrículo de un alma joven. No más.

V
Madre, no sé si el regreso me sane. No sé si aleje este cáncer, esta necesidad de tus manos. No sé qué suceda cuando llegue a tu casa y no reconozcas mis bordes, mi nariz imperfecta. No sé qué haré si mi lengua le falla a tu comida.

VIII
A veces yo soy tu madre. Tengo la respuesta necesaria a tus dudas. Sé a qué hora llegará papá y lo que te dirá: todas sus mentiras. Sé lo que deseará comer un lunes y lo que te pedirá cuando ya no estemos en la mesa. Sé también que entrará mi hermano por esa puerta color sepia y te pedirá las uñas, luego el brazo y el muslo. Sé también que llegará tu nieta, más tarde tu nieto y que los abrazarás para sentirte madre nuevamente.
Sé que después llegaré yo, que nos haremos animales, que no sabremos los códigos ni los  signos, que no habrá razonamiento.


miércoles, 3 de julio de 2013

LA SOMBRA DE LAS MANOS


 
FRANCISCO VILLAESPESA
(1877-1936)
Poeta, periodista, dramaturgo
y novelista español.

¡Oh enfermas manos ducales,
olorosas manos blancas!...

¡Qué pena me da miraros,
inmóviles y enlazadas,
entre los mustios jazmines
que cubren la negra caja!

¡Mano de marfil antiguo,
mano de ensueño y nostalgia,
hecha con rayos de luna
y palideces de nácar!

¡Vuelve a suspirar amores
en las teclas olvidadas!
¡Oh piadosa mano mística!
Fuiste bálsamo en la llaga
de los leprosos, peinaste
las guedejas desgreñadas
de los pálidos poetas;
acariciaste la barba
florida de los apóstoles
y de viejos patriarcas,
y en las fiestas de la carne,
como una azucena, pálida,
quedaste, en brazos de un beso,
de placer extenuada...

¡Oh manos arrepentidas!
¡Oh manos atormentadas!

¡En vosotras han ardido
los carbones de la Gracia!
¡En vuestros dedos de nieve
soñó amores la esmeralda;
fulguraron los diamantes
como temblorosas lágrimas,
y entreabrieron los rubíes
sus pupilas escarlata!

¡Junto al tálamo florido,
en la noche epitalámica,
temblorosas desatasteis
de una virgen las sandalias!
¡Encendisteis en el templo
los incensarios de plata,
y al pie del altar, inmóviles,
os elevasteis cruzadas
como un manojo de lirios
que rezase una plegaria!




 
 

¡Oh mano exangüe, dormida
entre flores funerarias!
¡Los ricos trajes de seda,
esperando tu llegada,
envejecen en las sombras
de la alcoba solitaria!

¡En Ia argéntea rueca, donde
áureos ensueños hilabas,
hoy melancólicas tejen
sus tristezas las arañas!

¡Abierto te espera el clave,
y sus teclas empolvadas
aun de tus pálidos dedos
las blancas señales guardan!

En el jardín, las palomas
están tristes y calladas,
con la cabeza escondida
bajo el candor de las alas...

¡Sobre la tumba, el poeta
inclina la frente pálida,
y sus pupilas vidriosas
en el fondo de la caja
aún abiertas permanecen,
esperando tu llegada!

Blancas sombras, blancas sombras
de aquellas manos tan blancas,
que en las sendas florecidas
de mi juventud lozana
deshojaron la impoluta
margarita de mi alma...
¿Por qué oprimía en la noche
como un dogal mi garganta?

¡Blancas manos! ... Azucenas
por mis manos deshojadas...
¿Por qué vuestras finas uñas
en mi corazón se clavan?

¡Oh enfermas manos ducales,
olorosas manos blancas!

¡Qué pena me da miraros
inmóviles y enlazadas,
entre los mustios jazmines
que cubren la negra caja!

domingo, 20 de enero de 2013

LAS MANOS EN LA POESÍA

 
"Es interesante comprobar la importancia que tienen las manos en la Poesía. Yo no era muy consciente de ello hasta que la casualidad me hizo ver que he escrito no pocos poemas en los que las manos tienen una importancia relevante, e incluso esencial, bien como protagonistas indiscutibles, bien como elementos necesarios en el desarrollo de una historia determinada. Y es que los mortales necesitamos las manos para tantas y tantas cosas…  Por ejemplo:
Para sembrar
Con mano pendular, sincronizada
al ojo, al corazón y a la rodilla,
el hombre desparrama la semilla
del trigo, del centeno o la cebada.
Para hacer tratos:
La mano fue el juramento
de la sangre
para sellar la palabra.
El corazón un testigo insobornable.
La garantía era el alma.
Para abrazar:
Mis manos son dos tenazas
para abrazarte,
pero tu cuerpo es figura
que en la aventura
se parte.
Para iniciarse en el amor:
“Poco a poco mi mano
cayó sobre la tuya y ¡zás!
Así llegó el instante
en que tembló la tierra”
Para acariciar:
“Yo te ofrezco las manos para
que sean servidumbres de tu piel
y logren con sus dedos la constante
recreación de la caricia”
Para ponerse al servicio de la pasión:
“Y te cubro de seda hasta que
el peso de mis manos
estimule los potros de tu piel
y de nuevo la bestia nos exalte”
Para aceptar proposiciones:
¿Te atreves a mirarme,
sentarte junto a mí, tomar mis manos
y darme tu silencio en esta noche infinita?
Poemas a las manos, propiamente:
 Serían aquellos en los que las manos se yerguen como protagonistas ¿Las dos? Pues, mira, no, parece ser que las manos no salen siempre juntas. Y hasta puede que, en ocasiones, tenga más fuerza una sola. Pruébalo, si quieres, pegando un puñetazo sobre la mesa. Dejo aquí un par de representantes. Con licencia para criticar. Y con un abrazo.
Tus manos
No tienen sitio tus manos
entre mis manos.
No tienen sitio.
Porque sus leves temblores
no son de amores,
sino de frío.
Las manos enamoradas
no están calladas.
Hablan a gritos.
Tus manos están vacías
y entre las mías
no tienen sitio.
Del libro “El cielo se hizo de amor”
La mano
Se me ha encogido esa mano
que tuve siempre tendida,
pues si la fe no me falta
me va faltando la vida.
Espero con los que esperan
una inminente partida,
sereno, sin hacer sombra
y con la mano encogida.
La mano que estuvo llena
de corazón y caricias,
la que regando las flores
se fue quedando marchita."
 
 
De la serie “Expresiones propias”
Autor de estas líneas: MARIANO ESTRADA www.mestrada.net Paisajes Literarios
 
 

domingo, 19 de agosto de 2012

UN CUENTO EN MIS MANOS.


En una mano contempla los personajes de un mundo de sueños, pletórico de enseñanzas; con la otra escribe las mejores historias para niños y para grandes con corazón de niño. ¿Quién es?

Lea sobre el arte de contar cuentos en