viernes, 16 de septiembre de 2011

EL LIBRO NO HA MUERTO.


De Recuerdos y Ficciones.

La compra ayer de un libro a un vendedor de vereda, provocó una breve charla sobre libros y ediciones. Y yo hoy hago algunas reflexiones.

El académico canadiense Marshall Macluhan, señaló que la televisión acabaría con la lectura y por lo tanto con los diarios, el libro y las revistas. Erró. El libro sigue vivo. Cada hora sale de una prensa un promedio de 15 mil ejemplares. ¿Cuántos, en todas las prensas de mundo?

Quizás sea uno de los pocos productos humanos que no han cambiado básicamente su formato, desde que hace más de 2 mil años lo instauraron editores romanos. El aporte comenzó con el papel por los chinos; de Roma, el formato; de Alemania la prensa con tipos móviles, Inglaterra y Estados Unidos con el perfeccionamiento de la producción y distribución.

Alguien dijo que "la lectura es la mejor terapia". De los soldados que en las guerras llevaron libros para leerlos en los momentos de descanso, la mayoría tuvo pocos o nada de problemas mentales pos guerra. Lo mismo con los prisioneros de guerra. Un libro puede ser mejor que un Valium u otra droga contra la angustia y el estrés. Yo lo tengo siempre a mano, junto a mi guitarra.

El libro es un objeto fácil de portar que, cerrado, es frío, impersonal. Abierto, nos transporta a paisajes, países, regiones, planetas, estrellas, nos enseña y relaja. Lin Yutang dice que hay la lectura obligada y la de gozo Que esta última tiene un placer misterioso. Cuán grato es sentarse en un rincón (en la cama) y abrir un libro: de inmediato surge "Alicia en el país de las maravillas". Queremos mucho al libro favorito. ¿Cuánto no amamos a nuestra antología los Poetas Itinerantes "Rubén Darío"?

El libro sigue vivo y tendrá larga vida, porque continúa siendo buscado y gustado por millones de personas. Porque nos entrega historias de amor, dramas, reales o ficticias, y poesía.


Carlos Eduardo Saa
Cerro Barón 28 de mayo de 2010.